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Explora los secretos de un trabajo colaborativo exitoso. La clave está en la comunicación fluida, la confianza y la cohesión social. Te compartimos en esta columna de opinión algunos aspectos que favorecen esta fórmula para el éxito. 

Por: Sergio Pinto Fernández, psicólogo, magíster en gestión de organizaciones y recursos humanos, Universidad de Valparaíso.

Un ambiente de trabajo colaborativo es consecuencia de prácticas sostenidas de interacción que promueven la comunicación fluida, la coordinación organizacional, la cohesión social basada en valores compartidos y la confianza,  entre otras variables.  Se requiere de sistematización en las formas de interacción y regulaciones internas, hasta el punto que se asuman como normas propias de actuar de una  comunidad, es decir sean parte de la cultura organizacional. Algunos aspectos que favorecen el trabajo colaborativo son:

 1.Claridad de las metas y objetivos organizacionales (y la factibilidad de los mismos) permitirá la adhesión de las personas a ellos, favoreciendo la coordinación y motivación para alcanzarlos. El comprender e idealmente compartir el propósito de la organización, favorecerá la adaptabilidad  individual y social al mismo tiempo, generando tanto la consecución de su logro como la identificación con ellas.

2.Roles y responsabilidades definidos: la coordinación y el logro esperado se facilita cuando los integrantes de un equipo tienen claridad en sus funciones y atribuciones. Lo anterior permite enfocar los esfuerzos individuales y grupales, de acuerdo a lo planificado y favorece el logro común; contribuye también a darle coherencia e importancia a cada persona desde su rol aporte al resultado, reforzando la importancia de la acción conjunta. 

3.La comunicación es fundamental para sostener los vínculos, generar interacción y distribuir oportunamente la información, de allí que se promueva en los distintos modelos, una comunicación abierta, fomentando por un lado la participación, el aporte de ideas, y también formas de expresión de las diferencias, y con ello alternativas de abordaje temprano para conflictos, entre otros.

4.Creación  de confianza. El conocimiento del otro, tanto en sus fortalezas como carencias, la valoración de su rol al logro común, los valores compartidos, etc., permiten asumir, con un alto grado de probabilidad, que “el otro” realizará su acción en los términos comprometidos, generando una arquitectura, con estándares definidos, en los que se sustenta el logro del equipo y el resultado final.

5.Promoción de la tolerancia, como un valor organizacional, sobre la cual se desarrollarán los otros componentes de una cultura colaborativa. La aceptación y valoración del otro, como un legítimo otro, entrega la base para comprenderlo y generar los vínculos necesarios para la creación de valores compartidos,  mirada común y acción conjunta.  El aprecio por la diversidad de competencias, vivencias, creencias, maneras de ser, constituye  un  elemento inherente a ambientes colaborativos e  inclusivos, donde la diferencia aparece como una oportunidad de crecimiento  e innovación.

6.La forma de abordar las diferencias o los conflictos. La sola creación de un ambiente comunicacional abierto y constructivo, favorece  la búsqueda de acuerdos ante situaciones de discrepancias, sin embargo  resulta conveniente la definición de un marco referencial, idealmente formal para enfrentar conflictos, que espontáneamente no se solucionen, lo que permitirá no sólo favorecer la colaboración, sino prevenir una escalada o intensificación del mismo.  

  1. Fomentar instancias  gratificantes. Los ambientes colaborativos se nutren y requieren reconocimiento, para sostenerlos, al igual que las buenas prácticas, el sentido de equipo y el compromiso. De allí que se promueva la celebración de éxitos de equipos, incentivar  y reconocer las contribuciones grupales, los comportamiento individuales de colaboración, entre otros.

8.Estilo de liderazgo. La forma en que se dirige a un grupo de personas incidirá en el nivel de participación y colaboración de sus integrantes. Estilos más autoritarios dejan menos espacios a la participación que aquellos más interaccionales. La coherencia entre lo declarado por la organización, en cuanto a valores y objetivos, y el estilo de dirección, favorecerá un ambiente propicio para la colaboración en el logro de los objetivos en la medida que haya congruencia entre ellos.

Fuente: https://rhmanagement.cl/como-generar-ambientes-de-trabajo-colaborativos/

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